"... Entrar con los zapatos y
vestidos rotos y mojados en esas hermosas salas que
asemejan a los palacios, para
colocarse y sentarse al lado de
los caballeros de la ciudad con
sus ricos trajes y toda su instrucción. Ignorancia, temor,
vana vergüenza, todo le detiene ... Por eso las grandes bibliotecas..., buenas y preciosas para las personas
de clase media y elevada, para
los estudiantes y eruditos, no
sirven de nada al pueblo".
Ánonimo 1875.